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¡Me apunto ya!

Sucedió en Santander hace diez años, y es uno de los pocos casos que  ha acabado saliendo a la luz pública, pero profesionales del sector de la educación vial aseguran que han vivido hechos similares. En febrero de 2008, un alumno de una autoescuela cántabra tuvo un accidente, en el siniestro, el aprendiz colisionó su vehículo con tres coches. Lo que a priori podía parecer un aislado percance en una clase práctica de conducir, acabó siendo algo más, y es que el aspirante terminó dando positivo en la posterior prueba de alcoholemia.

No obstante, el suceso no lo ocasionó el alumno ni tampoco una desatención de su profesor. El origen del accidente fue un golpe trasero por parte de otro vehículo, que acabó desatando una reacción en cadena. Según los informes de la Policía Local de Santander, un coche chocó con otro por detrás, y este no pudo evitar golpear al automóvil de la autoescuela. Pese a que la causa del accidente fuera ajena a él, este factor no exculpa al alumno, que de los cuatro conductores implicados (contando también a su profesor), fue el único que dio positivo en la prueba de alcoholemia que realizaron los agentes.

Dar positivo siendo alumno: consecuencias para el profesor

Profesor de autoescuela preocupado.

El aprendiz, un hombre de 50 años de edad, fue castigado por la Justicia con 600 euros de multa, cuatro puntos y un mes de suspensión del permiso de conducir, una pena que se hizo efectiva una vez el alumno implicado aprobó el examen.

El debate que existe en torno a este tipo de sucesos es bastante extenso y profundo. En primer lugar, nunca es mal momento para recordar los riesgos de conducir bajos los efectos del alcohol, y también, para subrayar que la única cantidad segura de cerveza, vino, sangría o gintonic si se tiene que conducir después es cero. Pero más allá de esto, los profesionales del sector se han quejado en multitud de ocasiones de que se les pida responsabilidad para detectar si sus alumnos están capacitados para conducir un coche.

Esto levanta una serie de interrogantes. Salvo si se diera el caso de que los síntomas del alcohol fueran muy claros y evidentes, ¿qué sistema de control tiene un profesor de autoescuela sobre sus alumnos? ¿Deben contar los profesionales del sector de la educación vial con alcoholímetros? Un aprendiz puede haberse bebido un par de cervezas previamente a una clase práctica y haberse lavado los dientes tras ello, y haber borrado cualquier rastro en su aliento.

En este tipo de situaciones, los profesores de autoescuela están en una situación un tanto indefensa. Son los máximos responsables de lo que sucede en el vehículo, pero es imposible que sepan controlar el estado de sus alumnos sin los mecanismos para ello. Además, es obvio que nadie quiere ir en un coche con un conductor que va bajo los efectos del alcohol, ante el mínimo indicio, cualquier instructor actuaría con la cancelación de la clase. Aparte de esto, poco más se les puede pedir.

Es es un caso un tanto peculiar que deja asombrado a todo aquel que lo pueda llegar a escuchar, sin embargo no es poco frecuente que un consumo -aún siendo mínimo- es siempre frecuente entre jóvenes entre edades que oscilan entre los 18 y los 25 años. Sin lugar a dudas, Esta es una práctica muy poco recomendable y que desde Autoescuela Aula 4 condenamos y difundimos para que no se repitan este tipo de situaciones en ninguna de las autoescuelas de toda España, por que lamentablemente es una situación -además de anómala- poco recomendable tanto para el alumnado como para los profesionales que nos dedicamos a esta labor.

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