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¡Me apunto ya!

Como en otros momentos punteros del año, conducir en Navidad puede ser bastante peligroso. De hecho, lo es aunque nosotros mismos conduzcamos de manera ejemplar. Son fechas difíciles, aunque no tendrían que serlas. Sin embargo, lo cierto es que así es y, por ello, debemos, como siempre aconsejamos, extremar las precauciones y considerar ciertos aspectos más que nunca.

Los consejos estrella para conducir en Navidad y llegar sano y salvo a casa

Vamos a ser directos, concisos, lógicos y muy básicos, no te quepa la menor duda. Sin embargo, no necesitas que te aburramos con líneas y líneas sino que te contemos lo esencial, lo que funciona, lo que salvará tu vida y la de los demás.

Ponte la L

Si tienes que llevar la L, hazlo. En esta época es normal salir de escapada con los amigos y hay a quien le avergüenza mostrarla delante de estos. Además de ser obligatorio y no llevarla suponer sanción, es un método de seguridad pasiva, pues con ella el resto de conductores conocen tu situación y modifican su forma de conducir.

Los regalos, a buen recaudo

Regalos navideños

Nunca sueltes los regalos ni la comida en los asientos, ni tan siquiera esos pastelitos que necesitas no perder de vista.

Son un peligro doble. Por un lado, tenemos precisamente ese punto, el hecho de que vayas mirando todo el tiempo que sigan en buen estado. Por otro, como es lógico, que se puedan convertir en un peligro en caso de frenazo o colisión.

Usa el maletero y, como si de cualquier otro elemento se tratase, pon primero los más pesados y, sobre estos, los que son más ligeros.

Asegura el árbol

Si optas por un árbol natural, tendrás que afianzarlo en el techo, no puedes llevarlo en el maletero con este abierto. Además, recuerda que sólo podrá sobresalir un 15% de la longitud total del vehículo y que debe hacerlo por detrás.

El aseguramiento requiere de cintas de amarre con trinquete y, por supuesto, de barras portantes.

Evita los atascos

Ha todo lo posible por evitar los tumultos. La gente se pone muy nerviosa al volante, tú mismo incluido. Ello supone actuar de forma errática, despreocupada e impaciente, con todo lo que ello conlleva. Y, evidentemente, conducir en Navidad supone dar con esas fechas señaladas donde los atascos son un infierno.

Si bebes, no conduzcas

Si bebes no conduzcas

Un clasicazo que nunca morirá porque es directo y muy claro. Sabemos que puedes tomar una pequeña cantidad de alcohol e ir al volante sin que ello sea motivo de sanción.

Sin embargo, esta es ínfima, tanto que a poco que bebas ya la habrás superado. De todos modos, aunque no sea el caso, bastante difícil es la conducción en Navidad, pues hay más tráfico, más prisa, más nervios, más alcohol (por parte de los otros) y, en general, más imprudencias. ¿Qué significa esto? Que toda ayuda es poca y estar serenos es la mejor ayuda que podemos tener, pues la carretera de por sí no nos lo pondrá fácil.

Puedes tomar algo en el aperitivo y asegurarte de pasar varias horas sin alcohol en sangre o, directamente, si quieres tomar tanto como sea tu gusto, asegúrate de pasar las siguientes horas sin coger un vehículo. Puedes ir andando (aunque tampoco es realmente aconsejable), tomar un taxi o quedarte a dormir en un hotel; cualquier cosa antes de conducir borracho en Nochebuena.

Haz caso de la previsión meteorológica

Conducir lloviendo

Échale un vistazo si tienes planeado un viaje y, en la medida de lo posible, evita lluvias, nieves y rachas de viento. Si no puedes hacerlo, asegúrate de prepararte para cualquier situación (lleva mantas, cadenas, kit de herramientas y ese largo etcétera que te asegure el mayor confort en caso de que ocurra una incidencia.

Quítate el abrigo

Y, en general, todo lo que reduce tu movilidad y te hace torpedear. Por supuesto, ni hablar de guantes. Espera a entrar en calor poniendo primero el aire acondicionado en automático (servirá para desempañar los cristales) y después la calefacción.

Pon el coche a punto

Si vas a hacer un viaje, haz una revisión tal y como aconsejamos si tienes que hacerlo en cualquier otra época del año (aire de las ruedas, desgaste de neumático, nivel de aceite, eficacia de los frenos, estado de los airbags y de los cierres de los cinturones de seguridad…).

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